Invertir en Hungría puede ser una buena apuesta para el capital español. Su ubicación geoestratégica, sus políticas económicas y su población altamente cualificada hace de este país un foco de interés económico internacional. De hecho, la potencia está consiguiendo atraer, de nuevo, la inversión española que se fue con la crisis financiera de 2007, principalmente, a través del sector energético. Sin embargo, todavía tiene un negocio por explotar: la automoción.
Desde el año 2007, el Producto Interior Bruto (PIB) de Hungría, un país que no llega a los 10 millones de habitantes, ha crecido cerca de 11.000 millones de euros. Asimismo, durante este tiempo, ha mantenido un crecimiento porcentual estable y solo ha contabilizado dos valles negativos, en 2009 (-6,6%) y 2012 (-1,6%). En el último año, además, este desarrollo ha sido del 2% del PIB (112.399 millones de euros), con una tasa de paro del 4,3% (una de las más bajas de la Unión Europea).
Si se compara con España, un país con algo más de 46 millones de personas, el crecimiento de Hungría es evidente. Mientras que el PIB español no presentó ningún valor porcentual positivo entre 2009 y 2013, el húngaro mantuvo un crecimiento progresivo y estable. Es verdad que, actualmente, el de España crece a un ritmo del 3,2%, mucho mayor al de Hungría. No obstante, también cabe recordar que le cuadruplica en población activa que está trabajando.
Cinco razones para invertir en Hungría
1. Tiene una posición geográfica estratégica. Hungría se encuentra en el corazón de Europa y, por lo tanto, se presenta como el escenario idóneo para cualquier empresa que quiera desarrollar su negocio en la Unión Europea; tanto por las facilidades de transporte, como por las de logística, por ser nexo entre el mercado del este y del oeste. Asimismo, dispone de unas infraestructuras, oficinas y parques científicos de alta calidad.
2. Ostenta una mano de obra altamente cualificada. La alfabetización del país es superior al 98% y más de dos tercios de los trabajadores húngaros tienen estudios de educación secundaria o formación técnica-profesional. Además, la mano de obra está particularmente bien calificada en los sectores de ingeniería, medicina y economía y el 90% de los profesionales habla inglés.
3. Cuenta con una gran variedad de áreas de negocio. Durante los últimos años, el país ha destacado por el sector energético y las actividades científicas. Sin embargo, Hungría también presenta otros sectores donde invertir, como son: el sector de la industria del automóvil, de la electrónica, de los servicios y de la alimentación y agricultura.
4. Presenta un marco legal favorable para el desarrollo empresarial extranjero. El país ha empezado a rehabilitar las áreas de Budapest clasificadas como monumentales y se están modernizando y ampliando las infraestructuras. Asimismo, la prioridad del Gobierno húngaro es atraer las inversiones extranjeras con grandes inversores, al tiempo que mantiene un entorno competitivo.
5. El Estado facilita subvenciones a nuevas empresas. En esa búsqueda del desarrollo empresarial, el Gobierno otorga ayudas económicas para aquellas empresas que generen puestos de trabajo en las zonas menos favorecidas del país. Asimismo, los inversores extranjeros se pueden beneficiar de exenciones fiscales para la explotación empresarial en el país.
Puntos débiles de Hungría
Pese al evidente crecimiento del país, la deuda del Estado húngaro es elevada. En el primer trimestre de 2017, esta ha crecido en 2.319 millones de euros y se sitúa en 85.985 millones de euros, lo que supone el 74,3% del PIB y 2.714 millones de euros más que en el mismo trimestre de 2016. Además, la economía de Hungría es dependiente de sus principales socios comerciales en la Unión Europea, por lo que las necesidades financieras se cubren, parcialmente, con un capital volátil.
Asimismo, durante los últimos años de crisis, la población húngara ha recurrido a préstamos en divisas extranjeras y, tras esta, la inflación ha subido y ha causado que sea difícil devolver estas cantidades a los prestamistas. En este sentido, y como consecuencia de la recompra de deuda y de malas inversiones, los bancos han perdido bastante con la crisis económica. Como consecuencia de todo esto, la moneda local ha perdido valor.