Steve Wozniak se convirtió en 1976 en la primera persona en el mundo que construyó un ordenador personal, más conocido por sus siglas en inglés, PC. Entonces, ni siquiera tenía la licenciatura en ingeniería; simplemente, construir ordenadores era su afición. Después, junto a Steve Jobs fundó Apple, el resto es historia.
Ahora Wozniak, a sus 67 años, sirve de inspiración para las nuevas generaciones impartiendo charlas alrededor del mundo. Fruto de su experiencia como pionero tecnológico, tiene consejos muy útiles para los nuevos emprendedores, a quienes adelanta que si van a empezar un negocio más vale que desarrollen una buena ingeniería o un buen producto y que deben “tener un modelo que funcione antes de buscar dinero».
Aunque lo que realmente tiene muy claro es que “lo más importante de todo es el marketing». Para argumentar su afirmación se remonta a la época en que comenzó, junto a Steve Jobs, a crear Apple. Entonces, Mike Markkula, el segundo CEO de Apple, les mostró las premisas del marketing. Wozniak recuerda que Markkula le enseñó a Steve Jobs, que por aquel entonces tenía veintiún años, nociones de diseño, cómo se tenía que dirigir a la prensa y describir los ordenadores. Como resultado “Steve se convirtió en un excelente vendedor de nuestro exitoso producto: el Apple II”.
Wozniak recomienda rodearse de personas que piensen diferente
Según Wozniak, los mejores ingenieros tienen la mejor aptitud, pero no necesariamente las mejores calificaciones académicas. De hecho, recomienda a los emprendedores que “encuentren a alguien que haya estado construyendo cosas en su casa o en su garaje toda su vida». Cuando él trabajaba en HP todavía no se había licenciado, terminó la carrera cuando dejó Apple a finales de los ochenta. Por eso, Wozniak cree más en el talento y la actitud que en las carreras universitarias y recomienda contar con personas que piensen diferente, aporten ideas que sean económicamente viables y sobre todo que respondan a lo qué la gente quiere.
También insiste en que los ingenieros principiantes “son muy importantes, son las cabezas que tal vez guíen a tu empresa«. El pionero de Apple habla desde su propia experiencia. Cuando trabajaba en HP como ingeniero rogó a sus jefes que le permitieran construir un ordenador, pero ellos pensaban que nadie iba a comprar un ordenador y preferían que Wozniak siguiera trabajando en las calculadoras científicas, que eran el producto estrella de HP en los setenta y las vendían por doscientos dólares.
Así que, después de pedírselo cinco veces a sus jefes y recibir siempre un “no” por respuesta, decidió iniciar con Steve Jobs la que, probablemente, fue de las primeras startup de la Historia, Apple.
Un «no» no significa que tu idea sea mala
De esta experiencia personal, Wozniak extrajo una valiosa lección: un “no» no significa que tu idea sea mala. El cofundador de Apple cree que los directivos de las empresas “asumen muy pocos riesgos porque no están realmente seguros de que un problema técnico se pueda solucionar, o tal vez sea muy caro».
Tal vez por eso, el gurú tecnológico recomienda que no crees en tu empresa “la norma de que sólo puedas hablar con tu jefe». La comunicación debe ser directa y bidireccional entre el CEO y todos los empleados.
Es mejor ser el primero en lanzar un producto nuevo al mercado
Otro importante consejo es que es mejor ser el primero en lanzar un producto nuevo al mercado. Aunque es difícil convencer a la gente, la recompensa será enorme si tienes éxito. El amante de la tecnología recuerda que en los inicios de Apple el riesgo era mínimo al ser un mercado en crecimiento que partía de cero. Entonces, al ser el primero, “todo lo que tocas es oro».
Apple siempre ha sido una empresa que ofrecía diseños vanguardistas. En este sentido, Wozniak cree que el diseño y la belleza son un tipo de innovación en sí misma y está convencido de que si tu producto es especial tiene que parecerlo también.
El genio informático recuerda que Steve Jobs conocía perfectamente todas las áreas de la empresa, lo cual ve como algo muy positivo. Por esa razón, aconseja que la persona responsable de un proyecto sepa cómo funciona cada parte de ese proyecto y, también, organice eventos para que todos los empleados conozcan todos los ámbitos del negocio y sepan cómo funciona.
Tampoco hay que olvidar que las recompensas personales estimulan la creatividad e innovación y no siempre tienen por qué ser incentivos económicos. Añade, además, la importancia de dejar a los innovadores de tu empresa tiempo para que piensen en nuevas ideas.
Pero, sobre todo, compromete a toda la empresa con la búsqueda de la excelencia y pregunta abiertamente: “¿Cómo vamos a ser la empresa más innovadora en nuestro campo y vamos a encabezar una revolución?”.
Foto: Gage Skidmore