Probablemente, por las circunstancias socioeconómicas, en el imaginario colectivo español prima el pensamiento de la seguridad económica afianzada en la estabilidad laboral, aunque sea a cambio de monotonía, tedio y un trabajo disfuncional. Según el informe Young Business Talents, el porcentaje de españoles que quieren ser empresarios es el más bajo en comparación con el resto de países del sur de Europa. El talento, la pasión y la iniciativa propia a menudo han sido infravalorados en nuestro país, tanto desde la escuela como desde el propio nicho familiar.

Sin embargo, el inestable mundo actual requiere de perfiles versátiles capaces de readaptarse continuamente al cambio constante. Hoy en día, es esencial motivar el pensamiento emprendedor desde la infancia. He aquí algunas claves para hacerlo:

Transmite a tu hijo/a el valor del fracaso

La metodología del sistema educativo, a menudo, basada en la memorización como forma de aprendizaje, anula la creatividad y el pensamiento propio. Además, se penaliza el fracaso porque es considerado algo negativo. Consecuentemente los estudiantes se sienten frustrados con frecuencia. Muestra a tu hijo/a que el fracaso es la forma más beneficiosa de aprendizaje si se extrae de él una lección positiva. Permítele que experimente sin miedo a equivocarse.

Cuando fracase no le castigues, implícate ayudándole a pensar cómo solventar los errores, y exponed abiertamente lo que habéis aprendido juntos. Así, desarrollará confianza en sí mismo, será tolerante al fracaso, aprenderá a desarrollar el pensamiento creativo y verá la adversidad como un reto para avanzar.

Todo empieza por la comunicación

Estimular desde edades tempranas las habilidades comunicativas convertirá a tu hijo/a en un líder carismático. Estará preparado para los retos de la inteligencia emocional además de manejar las habilidades sociales, cualidades que le permitirán desenvolverse en cualquier entorno y ser altamente resiliente. Estará capacitado para exponer sus ideas de forma eficiente y convertir las discusiones en debates con resultados positivos, características esenciales para trabajar en equipo.

Comienza debates abiertos haciendo partícipe a tu hijo/a. Contraargumenta y rebate su punto de vista para que se lo replantee y anímale a que haga lo propio con tu visión. Hazle ver la importancia de que exprese sus sentimientos abiertamente y da ejemplo expresando los tuyos de forma conciliadora.

 Inspira a tu hijo a ser independiente y resolutivo

La educación reglada no está estructurada para fomentar el potencial individual, más bien unifica a todos los estudiantes para que cumplan los mismos objetivos, sin tener en cuenta la multiplicidad de perfiles. Por eso conviene que incentives la curiosidad de tu hijo/a, dejando que explore libremente su propio potencial sin juzgar sus acciones. Permite que llegue a conocerse a sí mismo sin condicionarle. El autoconocimiento es esencial para saber hacia dónde queremos ir y motivarnos para alcanzar nuestras metas.

Escúchale activamente sin juzgar sus decisiones y, si lo necesita, trabaja con él/ella orientándole en los pasos que podría dar para alcanzar sus objetivos de forma efectiva. Le ayudarás a ser una persona resolutiva e independiente, capaz de asumir riesgos y evaluar de forma realista las estrategias para alcanzar sus objetivos.

No permitas que viva en una burbuja de desconocimiento

La madurez y una visión global de la realidad son rasgos fundamentales en cualquier emprendedor. Actúa de forma natural con tu hijo/a, sin intentar ocultarle algunas cuestiones que son consideradas exclusivas del mundo adulto. Habla de trabajo, sociedad, política o economía en su presencia e incítale a que se implique en las conversaciones. Muéstrale el funcionamiento básico de las finanzas y rétale a que inicie pequeños proyectos para recaudar dinero y que pueda administrar su propia economía. Por ejemplo, si le gustan las manualidades puede venderlas en mercadillos locales. Así, aprenderá a valorar y gestionar el tiempo y el dinero, lo que le convertirá en una persona proactiva, autónoma y segura de sí misma, motivada para asumir responsabilidades.

Fomenta su capacidad analítica

Es sencillo emitir juicios de valor, pero es difícil ponerse en la piel de otra persona y profundizar en la raíz de los hechos. Entender la actitud de una persona nos permitirá empatizar con ella, trabajar en soluciones conjuntas, motivarla y desarrollar todo su potencial. Las empresas están formadas por equipos de trabajo que necesitan líderes empáticos y motivadores.

Visionad juntos películas y series y debatid sobre los personajes y sus acciones.

Más referencias

Por último, algunas referencias que pueden inspirarnos en nuestro propósito y además divertirnos:

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